Un tema recurrente en los divorcios humanos es la disyuntiva de los amigos de la pareja: optar por uno de los ex cónyuges o seguir siendo amigo de los dos... lo que a veces implica gimnasias del tipo alternar los encuentros, tratar que no se agarren de las mechas en el cumpleaños y así.

Sucede que al igual que en los matrimonios, en las picadas también hay divorcios. No sé si será más o menos difícil que compartir techo, pero compartir pega, cuentas y cocina sin pensar que "el otro trabaja menos", "me las está viendo" o "pasa invitando amigos" está difícil.

Vista la teoría, vamos a la picada que nos ocupa: El dos y dos. Nacido del divorcio de los socios del rápido, el 2y2 no agarró nada mejor que ponerse al lado del ex, y bautizarse con la frase más típica de Bandera a media cuadra de Huérfanos y Compañía. Siguiendo con la analogía matrimonial, al 2y2 lo echaron de la casa, pero juró pelea y puso al tiro un juicio por la tuición de los cabros chicos.

La cosa es que yo opté por el 2y2, y me parece que el caldo de mariscos que sirven ahí merece un puesto en el olimpo de los cañinflas. Es una taza como de té de casa, llena hasta el borde de una crema bien espesa con harto marisco, una rebanada de pan frito, y al lado su marraqueta y su limón. Se puede completar con pebre (bien bueno) o pedirle a los ágiles mozos "póngale vinito", con lo que queda rico pero volteador. Aunque la especialidad de la casa son las de queso (de ahí el 2y2), yo creo que estas no destacan particularmente... en cambio el caldo de mariscos levanta un muerto y lo deja como tuna.

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