Llegando de Chillán sin ningún dato digno de mencionar bajo el brazo (comí muy rico en el mercado, pero me pegaron un palo de 6 lucas… a cuenta del capital global) partí decidido a hacer un aporte a este humilde blog que marcha a paso lento (¡Ya pos socios! ¡Escriban!). Así, condicionado por el nulo aporte chillanejo a pikadas, el objetivo tenía que ser seguro: reducir la singularidad del dato buscando referencias.

Resuelto el problema gracias a La Buena Vida, atravesé el centro hacia el Barrio Yungay, dando en Libertad 551 (entre Catedral y Santo Domingo) con “Fuente Mardoqueo”.

En una palabra: Maravilloso. El lomito rico, bien grande, harto lomo, harta mayo, buena palta y harto tomate. Un set de unos 10 condimentos posibles para acompañar desde un “ketchup de la casa” mejor que el promedio, hasta una pasta de ajo y aceite de oliva que si quedara más líquida sería mejor todavía. ¿el mejor? Salsa criolla de ají ahumado. La pura salsa es una pikada.

El lomo salió $2.500 y la lata de Heineken (era la más económica porque la otra chela disponible es Kunstmann) $700. Anda por ahí (tal vez un poco menos) con las 2 súper fuentes, y en calidad da buena pelea. Si uno olvidara crudos, empanadas, italianos, y el chop paceña en la Suiza, y el rumano y las tías de la Alemana, Mardoqueo arrasa.

Además, el local es bonito, bien bonito. Como para ir con la lola a sanguchear y pasar por gentleman. De yapa, el dueño saluda a todos y te pregunta cómo estuvo. Mardoqueo es buena onda y miembro de la selecta tribu de los guatones-barbones.

En síntesis, todo lo que uno puede pedir en una sangüichería, las 4 B: Bueno, Bonito –no tan importante–, (en este caso no demasiado) Barato y… last but not least Big (¡gracias mamá!).

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